El Grupo de Investigación en Cronobiología publicó un artículo en la editorial Cell Press sobre la evaluación de fases circadianas en bailarines de La Escuela Nacional de Danza del Sodre. El objetivo de la investigación era evaluar la forma en que distintos factores como las demandas sociales, el cronotipo, la luz, la actividad física y los patrones de sueño influyen en la fase circadiana es decir, en las oscilaciones de los procesos fisiológicos de los bailarines que realizaban la escuela de formación artística en danza contemporánea y folclórica.
El artículo fue escrito por Natalia Coirolo, Ana Silva, Cecilia Casaravilla y Bettina Tassino. La iniciativa surgió a partir de la tesis de maestría de Natalia Coirolo quien además de ser científica es bailarina. Años después de recibirse de bióloga, Natalia, que se dedicó a la danza contemporánea y la acrobacia aérea en Brasil, volvió al Uruguay para iniciar su maestría en Ciencias Cognitivas. Esto le permitió por fin conectar los mundos de sus dos pasiones: ciencia y danza.
“Me gusta el saber y extrañaba la academía” planteó Natalia sobre los motivos que la hicieron volver de Brasil, la hizo volver. La oportunidad de investigar en el marco de la maestría le dio la oportunidad de estudiar a los bailarines. Sus tutoras Ana y Bettina, apoyaron el proyecto con fascinación. Así se contactó con su amigo Martín Inthamoussú, el ahora ex Presidente del Sodre, para que le facilitara el contacto con estudiantes de danza. Un total de 80 personas se presentaron al llamado.
La organización del entrenamiento de los bailarines fue ideal para el estudio debido a que se pudo observar grupos con distintos horarios de entrenamiento y con un gran espacio de tiempo entre ellos, en el horario matutino y nocturno. Natalia Coirolo, Ana Silva y Bettina Tassino destacaron esta oportunidad debido a que se pudo estudiar a las personas “en su situación de todos los días”, algo apreciado en la búsqueda de resultados que reflejen la realidad de las fases del reloj biológico.
Para el estudio se realizó en dieciocho días de recolección de muestras y datos, que luego tardaron alrededor de un año en ser analizados. Cada bailarín tuvo que contestar cada mañana un cuestionario a través de whatsapp, donde se les preguntaba sus horarios de irse a dormir, despertarse, como se sentían y cómo fue la calidad de su sueño. Además cada bailarín tuvo que usar durante, el transcurso del estudio, un actímetro, una especie de reloj pulsera para medir su exposición a la luz y actividad física. En el último día se recogieron muestras de saliva para medir los niveles de melatonina.
Los resultados mostraron que un factor importante y aditivo en los patrones del reloj biológico fue el ejercicio físico: “es más reciente el reconocimiento del deporte como factor influyente en el reloj biológico” plantea Ana Silva. Natalia explica el mérito del trabajo “es difícil de estudiar los efectos de otros factores que no sea la luz en la secreción o decrecimiento de melatonina”
El año pasado se realizó la investigación y presentación de resultados, además de una presentación coreográfica en la cual participó Natalia, donde ella buscaba “traducir los datos a movimientos artísticos”.
El grupo de cronobiología
Integrado en la actualidad por 20 científicos y científicas de Facultad de Ciencias, fue consolidado formalmente en 2016 a partir del proyecto CSIC “Grupos de I+D” que busca apoyar colectivos de investigación para la producción de conocimientos en la Universidad de la República. Sus dos grandes líneas de trabajo están enfocadas en el humano y en los animales, en específico en peces.
Puedes acceder a más información sobre el estudio y el grupo en los siguientes enlaces:
Escribe: María Victoria Iglesias