En el mes de octubre, la revista Journal of Sleep Research publicó el artículo Bidirectional association between light exposure and sleep in adolescents (*) de Ignacio Estevan, Bettina Tassino, Céline Vetter, Ana Silva integrantes del Grupo de Investigación en cronobiología.

Este grupo se dedica al estudio de diversos ritmos biológicos utilizando modelos animales y humanos. Desde hace algunos años viene utilizando distintos instrumentos para estudiar la alternancia diaria entre el sueño y la vigilia, un ritmo biológico evidente en el ser humano. Dentro de esta línea de investigación en seres humanos, desde 2016, el grupo estudia los cronotipos y el comportamiento de sueño en adolescentes liceales, los factores que influyen en ellos, así como sus consecuencias a distintos niveles incluyendo el rendimiento académico.

En este marco, en 2020, luego de que se retomaran las clases parcialmente y con grupos desdoblados, el Grupo aprovechó ese período de extrema variabilidad para registrar los movimientos y la exposición a la luz de 15 adolescentes durante 23 días: una parte de sus vacaciones de julio y las siguientes dos semanas de retorno a clases en la mañana, pero con clases virtuales y presenciales que se alternaban y horarios que variaban día a día. A partir del registro objetivo de actividad pudieron determinar la ubicación y duración de cada uno de los días, y también calcularon una intensidad promedio de luz a la que estaban expuestos.

Según informan los autores “Ya sabíamos que los jóvenes dormían poco, particularmente cuando debían asistir al liceo en el turno de la mañana, y que en los días libres no dormían más a pesar de la deuda que tuvieran. Los nuevos resultados muestran que el sueño durante las vacaciones superó en promedio las 8 horas recomendadas. Por otra parte, en días con clases el sueño ocurrió más temprano y fue 2 horas más corto. En los días libres el sueño ocupó una posición intermedia, y su duración fue similar al de vacaciones”.

Al estudiar la relación entre el sueño y la exposición a la luz se pudo observar una relación mutua. Por un lado, el comienzo del sueño se adelantó con la mayor exposición a luz durante el día, lo que trajo como consecuencia una mayor duración de sueño. Al revés, un despertar más tardío, ya sea por un sueño más largo o más retrasado, se asoció con una menor exposición a luz.

La exposición a luz natural durante el día es muy importante y puede emplearse para intervenir y ayudar a adelantar el sueño en jóvenes, aunque no parece suficiente para evitar la reducción de horas de sueño que provocan las actividades liceales en la mañana, incluso cuando las clases no son tan temprano y se eviten los tiempos de traslado usando plataformas digitales. En este sentido, los jóvenes uruguayos parecen ser muy tardíos en sus hábitos circadianos, lo que ya sabíamos también a través del uso de distintos cuestionarios. Parece entonces muy necesario prestar atención al sueño de los jóvenes y promover condiciones para que este tenga la cantidad y calidad necesaria para su salud y bienestar.

 

(*) Estevan, I., Tassino, B., Vetter, C., Silva, A. (2021, 4 de octubre). Bidirectional association between light exposure and sleep in adolescents. Journal of Sleep Research, 30(5). https://doi.org/10.1111/jsr.13501

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