Durante un mes, Leticia Burone, Doctora en Oceanografía, Profesora Adjunta DT del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República e investigadora del Sistema Nacional de Investigadores, vivió una de las experiencias más intensas de su vida profesional, lideró junto a Alvar Carranza, Doctor en Biodiversidad y Conservación y Profesor Agregado del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental en el Centro Universitario Regional del Este de la Universidad de la República, la expedición Uruguay Sub 200: Viaje a lo desconocido, a bordo del buque científico Falkor (too), del Schmidt Ocean Institute. Allí, entre turnos interminables, noches sin dormir y descubrimientos inesperados, Burone se enfrentó a lo que ella misma definió como un “encuentro de sentimientos a flor de piel”.
“Después de un mes trabajando a bordo del Falkor (too) con un equipo fantástico, cuando culminó la campaña, por un lado estaba feliz de haber cumplido con todos los objetivos, y por otro lado decía: no quiero bajar más, me quedaría cinco meses seguidos acá. Fue una experiencia intensa, pero también hermosa”, contó con emoción.
El buque, con cinco pisos y decenas de personas a bordo, los hizo sentir en un mundo aparte. La rutina científica apenas dejaba espacio para otra cosa que no fuera trabajar.
“Dormíamos una hora y media o dos y volvimos a trabajar, así eran las 24 horas del día, pero la convivencia fue espectacular tanto con el grupo científico como con el equipo técnico del buque”.
El cansancio no tuvo lugar para opacar el asombro: ver corales de aguas frías creciendo en montículos que cubrían “más de 180 canchas de fútbol” fue, según ella, un momento de "lágrimas compartidas".
El comienzo de la aventura
El proyecto de Uruguay Sub200 se comenzó a soñar hace quince años, a partir del 2010 cuando se hizo una expedición en el buque Miguel Oliver que vino en un convenio, a través del Ministerio de Agricultura y Pesca y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos.
"Cuando tuvimos la primera oportunidad de trabajar con información y material de esa embarcación, empezamos a ver lo interesante que era nuestro margen continental, le sacamos todo el jugo. Con esos datos se hicieron publicaciones científicas, tesis de licenciatura, de maestría, de doctorado y varios proyectos"
La propuesta del proyecto pasó por varias etapas de evaluación durante dos años y medio, y finalizó con la aprobación por parte del Schmidt Ocean Institute para financiar la campaña.
El océano puerta abierta
El contacto con el público a través del streaming se convirtió en una experiencia inolvidable.
"A través de este medio cumplimos uno de los objetivos que era la democratización de la información, la alfabetización científica y oceanográfica", dijo Burone.
Las escuelas siguieron la expedición en tiempo real, enviando dibujos y cartas de parte de los niños, mails de estudiantes universitarios mandando su currículum con interés de ir al laboratorio a trabajar con material de la campaña e incluso artistas que pedían sedimentos de arcillas del mar profundo para hacer obras de arte.
“El streaming fue una locura linda, se generó empatía, una gran respuesta del público. Fue formidable”, agregó.
En medio del streaming, surgió el apodo "Arenita" que el público le dio a Burone.
"La gente sintió mi emoción a través de las descripciones que yo hacía sobre la importancia del estudio de los sedimentos y fue en el segundo streaming que ya me habían apodado Arenita", explicó Burone.
Fotografía de Alex Ingle. Schmidt Ocean Institute
El lado humano de la ciencia
La ciencia y la emoción fueron de la mano, en los pasillos del buque, más de una vez los investigadores se abrazaron y lloraron conmovidos por los descubrimientos en el fondo del mar y por la intensidad de la convivencia.
“Aprendimos a conocernos mejor, se fortalecieron lazos, vimos el lado humano aflorar muchas veces, nos abrazábamos en los corredores y llorábamos. La ciencia es una cuestión, pero el lado humano está presente, no se puede separar una cosa de la otra”, reflexionó.
El hallazgo de corales saludables, la diversidad inesperada en los cañones y hasta las burbujas de metano escapando del sedimento marcaron un antes y un después en su carrera.
“Esto es la frutilla de la torta en mi vida profesional. Nada se construye desde cero: este logro es producto del trabajo de quienes nos precedieron y de quienes nos formaron”, declaró.
La aventura continúa
Lo que vivió Burone es solo el comienzo. El programa Uruguay Sub200 continuará con análisis que llevarán décadas.
“Este es el puntapié inicial de una historia sin fin que está comenzando ahora y creo que tiene todo para seguir adelante, un grupo científico consolidado que demostró poder hacerlo y que tiene muchas ganas de seguir aportando. Creo que se dieron las condiciones científicas y humanas para que esto ocurriera y ahora hay datos y material para las futuras generaciones”, aseguró.
A pesar de haber sido parte de otras embarcaciones, Burone destaca esta como la más importante a nivel personal, sabiendo que cumplió un sueño y motiva a los futuros científicos a no rendirse y a ser perseverantes en lo que se propongan.
"Muchas veces uno intenta generar cosas y por algún motivo no te aprueban un proyecto o no fuiste por el camino que permitió que todo eso tuviera una conclusión y en esos casos no hay que decaer, hay que mantenerse persiguiendo ese objetivo porque en la vida va a llegar ese momento, llega y todo lo que hiciste no se pierde, es conocimiento que se va acumulando".
Más que un viaje científico, la expedición a bordo del Falkor (too) fue para Burone una experiencia que recordará toda su vida: un mes de emociones desbordadas, descubrimientos inesperados y la certeza de que aún queda mucho océano por explorar.
El equipo de la expedición continúa trabajando sobre todo el material científico obtenido y brindando conferencias, por lo que recomendamos seguir el Instagram de Uruguay sub 200 y su página web.
Además, algunas muestras recolectadas están en exposición para el público en el Museo Nacional de Historia Natural hasta el 24 de octubre.
También desde la UdelaR se realizó una conferencia de prensa con detalles técnicos y cuantitativos sobre los hallazgos y resultados de la expedición, ver aquí.
Nota realizada por: Jennifer Gelpi.