El 13 de septiembre se conoció la noticia de un posible avistamiento de un bólido en La Pampa, Argentina. Un bólido es un meteoro muy brillante, una estrella fugaz que cuando ingresa un pequeño fragmento, puede ser de cometa o asteroide, a la atmósfera terrestre interacciona con ella y se genera luz.
Los bólidos son eventos que superan el brillo de Venus y son más energéticos. A nivel científico son relevantes por distintos motivos, entre ellos por la defensa planetaria: la Tierra está constantemente siendo amenazada por objetos que impactan su atmósfera.
De esta forma, durante octubre, un grupo de investigadores de Astronomía y Geología, se congregaron en la localidad de Cuchillo-Co, departamento Lihuel Calel, La Pampa para realizar la búsqueda de restos del “superbólido”. Estos investigadores pertenecen a distintas instituciones académicas: Universidad Nacional de La Plata, Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Córdoba, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Politécnico de Milano y la Universidad de la República.
Por la Udelar la representante fue Lucía Velasco, Licenciada en Astronomía por la Facultad de Ciencias y Maestranda en Física opción de Astronomía, que fue entrevistada por la Unidad de Comunicación del servicio para contar más sobre esta experiencia.
¿Cómo es el procedimiento de investigación cuando ocurren estos acontecimientos desde que se visualiza un bólido?
Depende de la magnitud del bólido, es cómo vamos a encarar su estudio. Si es un evento muy energético, como en el caso del superbólido que se observó en Argentina el 13 de septiembre de este año, tenemos la ventaja de que se puede estudiar a partir de diversas técnicas.
La primera es una técnica óptica, es decir, alguien lo graba. Lo vemos de distintos lugares, podemos triangular su posición en el tiempo y a partir de eso tener una trayectoria. De esa trayectoria podemos saber de dónde vino el objeto, de qué parte del Sistema Solar, y dónde podría caer.
Entonces esa fue la primera etapa donde, a partir de un montón de testimonios y de personas que nos pasaron videos, pudimos hacer una estimación inicial. Algo importante es que cuando nosotros hacemos una grabación del cielo, no nos alcanza saber el lugar donde está la persona, sino que tenemos que poder mapear muy bien a qué puntos de la imagen corresponden las estrellas en el cielo para hacer una calibración primero y decir este punto es tal punto en el cielo.
Ese fue un primer procedimiento donde muchísimos vecinos de la zona, por suerte, estaban muy entusiasmados porque querían darle una interpretación a lo que habían vivido y tenían esas grabaciones, se pusieron a grabar todas las noches videos de las estrellas para que nos sirvieran a nosotros, lo cual estuvo buenísimo. Con eso tuvimos una primera idea de la trayectoria.
En base a qué tan brillante era, estimamos una masa inicial del objeto que tendría aproximadamente 2 metros de diámetro, o sea ya cae en la categoría de asteroides porque es un objeto grande que ingresó a la atmósfera a unos 65.000 km/hora. Al interaccionar con la atmósfera se va descomponiendo y emitiendo esa luz, donde en las muchas grabaciones se puede observar que hay eventos de fragmentación, o sea pequeñas explosiones. Y además por los testimonios de las personas que estaban más cerca de la zona del evento nos cuentan que escucharon como un temblor unos minutos después, que también es un signo de uno de estos eventos grandes que son los super bólidos, donde hay una onda acústica así expansiva en la atmósfera, que es lo más peligroso que puede tener el evento.
Los super bólidos no son tan frecuentes y la razón por la cual pueden ser peligrosos es precisamente por esa onda de choque. Por eso también, debido a esa huella que deja en las ondas acústicas, se puede detectar a partir de otros sistemas sísmicos y de infrasonido. Eso está bueno porque podemos complementar con otra técnica que es bastante novedosa.
Además, este evento se detectó por varios sensores satelitales. Está detectado por los sensores del gobierno de Estados Unidos, que es muy confidencial la forma en la cual ellos obtienen esos datos pero los revelan de forma pública cuando los asocian a un bólido o a un evento de este tipo, donde ahí reportaron el punto de máximo brillo o una estimación de la posición geográfica donde ocurrió y además por el GLM que es el Global Lightning Mapper que es simplemente un satélite que detecta por ejemplo los flashes de los rayos.
Entonces también teníamos información satelital para complementar nuestro estudio pero principalmente nos estamos agarrando de las observaciones de las personas o sea la gente que está haciendo realmente ciencia ciudadana.
¿Y qué desafíos entonces encontraron a la hora de rastrillar la zona?
Como persona uruguaya que conoce muy poco del interior dije: “bueno seguro va a haber gente por ahí que le podamos consultar”, pero no. Tuvimos que ir al medio de La Pampa, no había nadie, creo que hablamos con dos personas en todos esos días que estuvimos recorriendo. El terreno estaba muy vegetado y había víboras y nosotros somos científicos de computadoras. Entonces por suerte algo que es muy importante destacar es que se armó un grupo muy lindo donde cada uno pudo aportar desde su área de experiencia. El primer grupo que se conformó tenía astrónomos del Politécnico de Milán, de la Universidad de Córdoba, de la Universidad de La Plata, de acá de la Udelar y también de la Universidad de Buenos Aires, y se sumaron dos geólogos que aportaron desde el lado de la logística del rastrillaje, también expertos en la recuperación de meteoritos.
De nuevo, lo que remarco es que por el interés de la gente se pudo llegar a algo, porque nos basamos en el testimonio de una familia que corría el rumor que ellos habían observado el evento y además habían recuperado un fragmento. Por más que nosotros hicimos una estimación inicial de trayectoria y sabíamos dónde iba a caer, con una pequeña incertidumbre de varios kilómetros, en la vida real es mucho para recorrer sobre todo si tenés el terreno lleno de vegetación.
Entonces, a partir de ese testimonio pudimos encontrar otro fragmento. Cuando nos comunicamos con la familia que muy amablemente se ofreció a mostrarnos el presunto meteorito, que ahora está siendo estudiado, nos indicó la dirección en la que lo habían visto y eso se correlacionaba con nuestras estimaciones. Continuamos caminando por ahí y tuvimos muchísima suerte porque el lugar donde encontramos el segundo meteorito estaba en el camino despejado, entonces fue lo mejor que nos podría haber pasado porque teníamos poco tiempo. Seguro que si encontramos ese fragmento deben haber muchos más que, dadas las condiciones climáticas quizás no es el mejor momento para salir a buscarlo por las altas temperaturas, con las lluvias y el movimiento de los suelos seguro van a surgir más. Ya le dijimos que manden a sus nietos a buscar meteoritos (risas) y bueno, seguimos con la esperanza de hacer otra campaña. Teniendo en cuenta como son las características del terreno realizaremos alguna campaña de un tamaño similar, no más de 10-15 personas para no ser tan invasivos. Todo esto se tiene que coordinar muy bien y ver si encontramos un fragmento de tamaño mayor que podría ser algo consistente con nuestros estudios.
¿Qué aspectos les dieron un indicio de que esa roca que encontraron podría ser un meteorito?
En primer lugar, eran rocas que tenían una corteza de fusión, por fuera se ven oscuras como quemadas que es típico de un meteorito fresco que cayó hace muy poco tiempo. En algunas regiones donde seguramente hubo un impacto contra la superficie, esa corteza se removió y se podía ver para adentro que era algo de aspecto rocoso. Tenía la presencia de magnetismo, cuando le acercamos un imán veíamos que atraía. Eso obviamente también ocurre con algunas rocas terrestres pero es un buen indicador de que tenés un meteorito con gran contenido metálico. Después se veía bastante denso y los geólogos arrancaron a estudiar la estructura mineralógica y determinaron que tenía muy buena pinta.
En este momento estamos queriendo poder dejar de hablar de presuntos meteoritos y hablar de un meteorito real, pero los estudios que se están haciendo van a llevar de acá a fin de año probablemente. Se están llevando a cabo en el Laboratorio de Geología Planetaria de la Universidad de Buenos Aires, haciendo las primeras tomografías, para ver en primer lugar esos dos objetos son del mismo origen y si son meteoritos. Entonces por ese lado todo va muy bien.
¿Qué novedades a nivel científico podría traer este bólido si se confirma que es un meteorito?
Capaz no parece tan novedoso que haya caído un meteorito porque creo que todos tenemos en nuestro imaginario cultural de que caen meteoritos todo el tiempo. Hay alrededor de 70.000 meteoritos que se conocen, se registraron y se estudiaron, pero de esos menos de 100 tienen una órbita determinada en toda la historia de todo el mundo. En particular en Argentina, que es una región muy amplia donde caen muchos meteoritos, ninguno tiene una órbita asociada.
Entonces, lo enriquecedor acá es no sólo estudiar el meteorito que nos da indicios de cómo era el Sistema Solar en sus orígenes sino también decir que este viene de tal región. Para eso lo más importante es hacer una buena determinación de la trayectoria.
Por ahora, a partir de nuestra estimación inicial, podemos decir que muy probablemente sea un objeto que viene del Cinturón principal de asteroides. O sea, una región entre Marte y Júpiter donde hay muchos objetos así rocosos que por alguna inestabilidad gravitacional cayó cerca de la influencia de la órbita de la Tierra y por eso terminó acá.
¿Qué rol tienen los egresados de FCIEN en este tipo de procesos de investigación? ¿cómo se insertan?
Nada de la ciencia es individual y eso está buenísimo. En particular estoy haciendo una maestría donde mi objetivo era aprender más sobre los súper bólidos y por suerte del otro lado del charco cae uno, lástima que no fue acá (risas). Dentro de mi formación profesional es lo que quería que me pasara, desde ese lado me siento muy afortunada.
¿Y qué tenemos para aportar nosotros? Desde la parte de astronomía, las ciencias de meteoros es un área muy pequeña donde hay todavía mucho para contribuir porque depende mucho de las tecnologías.
Te estaba hablando de los satélites, las redes de infrasonido y las redes sísmicas que originalmente no tienen el propósito de detectar esas cosas, ni los satélites que buscan que rayos no buscan bólidos. Entonces es una ciencia que hoy en día está siendo muy permeada por las nuevas tecnologías.
En particular nosotros en Uruguay, como estado signatario del CTBTO, o sea el tratado de prohibición de las pruebas nucleares, tenemos acceso a toda esta información de la red de sísmica de infrasonido de ellos, que podemos usar para complementar este tipo de estudios. Eso es algo bastante nuevo, que hace 50 años no podríamos haber hecho.



